jueves, 1 de diciembre de 2011

[Artículo] Conocimientos, capacidades, competencias

La educación ha cambiado tanto como la sociedad y así, varían las expectativas de lo que esperamos que logren nuestros alumnos y alumnas.
El pretérito conductismo, donde lo que se buscaba en el alumno era una serie de saberes y conocimientos concretos, en ocasiones mecanizados y que hacía - si fuera necesario - hacer funcionar exclusivamente ejercicios memorísticos, fue desterrado definitivamente con la implantación en nuestro país de la LOGSE.
Aquellas formas centradas en lo que se sabe, podrían ser resumidas con la conocida frase “la letra con sangre entra“, siendo el alumno-a un mero receptor de conocimientos, un vaso a llenar. Lo importante su “líquido” interno, en mayor o menor cantidad. El eje de la enseñanza, ese líquido que a través de diferentes ejercicios “entraba” en el alumnado.

Las corrientes filosóficas y educativas de mediados del siglo pasado, aunque tarde, llegan con fuerza a España como reacción a los pretéritos modos de entender la enseñanza.
La educación empieza a centrarse en el alumno como eje, lejos de lo que debe aprender interesa quién lo aprende, focalizando esta atención en el desarrollo de sus diferentes capacidades desde un plano constructivista. Así podemos entender como capacidad como el conjunto de recursos y aptitudes que tiene un individuo para desempeñar una determinada tarea, o como definiría Mauri en los materiales para la reforma (1992), el poder o potencialidad que uno tiene en un momento dado para llevar a cabo una actividad.
En suma las capacidades se fundamentan en el conocido aprendizaje significativo, donde los aprendizajes futuros son el fruto de la utilización de los conocidos, poniendo en marcha todos los mecanismos internos de relación que me permitan resolver la tarea. Con ello, y en función del objetivo planteado, que se expresará basado en la capacidad, desarrollaremos los ámbitos cognitivos, físicos, afectivos o sociales (interpersonales o de relación).

La llegada de las competencias como elemento clave del currículo, no supone una ruptura con la tendencia anterior, no han desaparecido el desarrollo de las capacidades y aparece el de competencias, pero digamos que sufre un importante desarrollo y profundización.
Una de las características fundamentales de ésto se centraría en que las capacidades deben desarrollarse contextualizadas, es decir, la educación debe buscar situaciones sociales.
Planteamos situaciones educativas, aprendizajes que hagan que el alumano movilice de forma integral y bien articulada sus conocimientos -saber-, recursos, habilidades -saber hacer-, también de tipo social - saber estar - motivaciones, actitudes - saber ser - … para un contexto real externo social de práctica.
La capacidad del alumnado antes explicada, lejos de desaparecer, asegurará con su trabajo el éxito de enfrentarse al desarrollo de esa situación competencial. Algunos autores, comoManuel J. Clavijo, llama a toda esa movilización de recursos con un fin de contexto sociocultural “gestión del conocimiento“.

¿Y esto que supone?

Evidentemente un cambio importante. Las enseñanzas deben buscar fomentar esos aprendizajes, esa orientación contextualizada, por lo que veremos como los ejercicios mecánicos dejan de ser una respuesta educativa para ser apoyo de metas más altas. Cambia necesariamente la manera de programar la enseñanza, surgen las grandes tareas competenciales que se agrupan en nuevas formas de unidad didáctica.
El currículo empieza a servir a la práctica que el profesor/a convierte en situación global.
Y en este contexto empiezan a adquirir valor elementos imprescindibles: el caracter social de la vida del centro que es la primera situación (desde la biblioteca escolar al reglamento de régimen interno), la interdisciplinareidad, la actualización de las programaciones, unidades…

Es tiempo de enfrentarse al reto.

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